El supuesto gran río de Montserrat


A veces se tiene la costumbre de pasear entre pilas de libros, antiguos en algunas ocasiones, de oferta en otros, a los cuales no se los da demasiada atención de buen principio. Fue así como llegó a nuestras manos La Cataluña Misteriosa (sic, 1977), el autor del cual era en De Arbó, un conocido periodista de temas paranormales. Dentro del libro constaba un capítulo «Misterios geológicos» [p. 137] que mencionaba un fantástico río subterráneo a Montserrat el acceso al cual parecía hoy en día imposible.

La historia resultaba fascinante. A principios del siglo XIX, un monje, el Padre Gerard Joana (1769-1841), afanosamente aventurero y explorador, además de un positivo espíritu científico, se adentra por alguna cueva situada al pie de la montaña y parece que llega a encontrarse, casi por casualidad, un profundo barranco con un río que atraviesa por su fondo. Esta es la historia que De Arbó explica en su libro, resumida de la que el mismo Abad Miquel Muntades dejó escrita en su obra Montserrat, su pasado, su presente y su porvenir (1866).

Incansable el padre Joana en sus estudios sobre la montaña, y no satisfecho con las observaciones se preparó para una nueva expedición. A tal efecto se hizo con todos los medios necesarios para adentrarse en la Cueva del Salitre, en Collbató.

«De este modo, entró por uno de los agujeros que presentaba la Cueva, llevando siempre una brújula con dirección norte, convencido que llegaría a los pozos de Santa Magdalena, o a los puentes de la roca del Loro.

Efectivamente, superando dificultades y salvando distancias pudo llegar muy adentro la montaña y tanto que, por todas las señales, comprendió que estaba muy cerca o bajo la ermita de Santa Ana.

Gozoso él y sus compañeros de tanto como habían profundizado, creían que podrían llegar mucho más adelante, cuando encontraron un barranco tan grande y de unas distancias tan sorprendentes, que por mucho que conferenciaron y pensaron, se tuvieron que convencer de la imposibilidad de salvarlas.

Y el que más los asustó fue el gran ruido que hacían las aguas que corrían por el barranco.

Entonces decidieron retroceder, guiados siempre por las cuerdas que habían dejado al avanzar, con el ánimo de estudiar y proveerse de nuevos utensilios para una nueva expedición»

[Muntadas, obra citada, p. 34-35].

Esta es la historia que nos narra el Abad y que se reproducen a La Cataluña Misteriosa. De Arbó también añade que

«a la carretera que va de Collbató a Monistrol, existe una salida de este también misterioso río subterráneo de Montserrat. Una desembocadura por la cual fluye agua intermitentemente según las lluvias de la zona. Otra desembocadura, también de este río, se encuentra en una cueva que hay a Monistrol, a la cual se denomina exactamente igual que la de Collbató, Las Mentiroses; así pues existen dos desembocaduras conocidas de estos río misterioso, La Mentirosa de Collbató y Las Mentiroses de Monistrol; ambas desembocaduras son intermitentes y tienen más o menos caudal según la época de lluvias. Pero resulta que existe una tercera desembocadura, y además es la principal, puesto que el río emerge al aire libre desde el interior de la tierra, en la misma plaza de Monistrol, a poca distancia del otro desembocadura de Las Mentiroses de Monistrol y además en esta desembocadura la afluencia del agua es continua».

[De Arbo, obra citada, p. 141].

Como primera aproximación a un tema tan ajeno a nosotros, nos pareció conveniente de explorar sobre el terreno directamente, intentando reconocer los elementos básicos que De Arbó cita en su libro. Así, pues, un mes después nos encontrábamos recorriendo las calles estrechas, encantadores por otro lado, de un pueblo al pie de nuestra montaña: Monistrol de Montserrat. Habíamos leído que aquí emergía del suelo el famoso río subterráneo, en la plaza céntrica el nombre de la cual resulta significativo por sí mismo: Font Grande.

También da a este municipio la desembocadura de la intermitente Mentirosa de Monistrol. Después de unas cuántas idas y venidas por las calles serpejants, conseguimos de localizar las surgències, y para nuestra suerte –aunque en aquel momento nos resultaba un chico molesto– llevaba unos días lloviendo, por lo cual el agua salía abundantemente por la Font Grande y por el «trop-*plein» de la Mentirosa.

Allá, en el mismo centro de Monistrol de Montserrat, mientras un día gris nos rodeaba y dejaba caer una débil lluvia, que deslizaba por los pavimentos mojados, y la niebla se arrastraba penosamente entre las caprichosas formas de la montaña sagrada, cosa que le daba un aspecto extraño, casi mágico, estábamos contemplando «la salida del misterioso río subterráneo de Montserrat». Efectivamente, salía una gran cantidad de agua, que sumada a la que lo hacía por la Mentirosa, daba un caudal significativo. Significativo, pero no un gran río, ni siquiera ríe. Lo podíamos calificar, si nos sentíamos generosos, de riachuelo caudaloso. Ocurría esto después de días de fuertes lluvias. Habíamos topado con la primera exageración de la historia...

Antoni Ardanuy Dellà
Jordi Ardanuy Barón

Extraído con breve adaptación de: El Misterios río subterráneo de Montserrat. Un estudio completo del conocido ríe subterráneo de Montserrat y su relación con las Cuevas del Salitre. L'Hospitalet de Llobregat. Edición de los autores, 1995.

Comentario: Magnífico libro, pero muy corto. De una manera animada se aclara perfectamente que no tiene ningún misterio la presencia de agua en una montaña, cosa que no parece evidente para algunos pardillos y crédulos. Pero además, se comprueba que la existencia de un fabuloso río es una leyenda aprovechada por los bastaixs de las paraciències.A veces se tiene la costumbre de pasear entre pilas de libros, antiguos en algunas ocasiones, de oferta en otros, a los cuales no se los da demasiada atención de buen principio. Fue así como llegó a nuestras manos La Cataluña Misteriosa (sic, 1977), el autor del cual era en De Arbó, un conocido periodista de temas paranormales. Dentro del libro constaba un capítulo «Misterios geológicos» [p. 137] que mencionaba un fantástico río subterráneo a Montserrat el acceso al cual parecía hoy en día imposible.